El día en que tu vida cambia

Ese día empecé a notar que una pierna me flojeaba en el gimnasio. Y en los días siguientes, poco a poco,  perdí la movilidad de los dedos del pie.
Entré en el hospital para unas pruebas porque, en un primer momento, se pensó en un pinzamiento en la columna.
Todo dio un giro cuando avisaron a la neuróloga de guardia para un reconocimiento. Con el simple roce de un objeto punzante por la planta del pie, los dedos se extendieron hacía arriba bruscamente. Uppssss…
Los médicos detectaron que el problema estaba en el sistema nervioso central.
Recuerdo, en ese momento, mirar la cara de mi padre, el hombre más positivo que conozco, buscando un alivio. Pero no. Le vi un tanto desencajado y ahí me empecé a preocupar.
A partir de ese momento, vas siendo consciente de que tu vida va a cambiar de manera vertiginosa.
Al poco, me hicieron un TAC. El diagnóstico inicial, un tumor cerebral.
No olvidaré nunca esa noche, la peor de mi vida. La soledad de una habitación de hospital, con algo que invadía sin control mi cabeza, sin saber cómo afrontarlo ni hacia dónde me llevaría. ¿Qué hago aquí? ¿Por qué a mí? Esa infinidad de preguntas que no te llevan a nada pero que no puedes evitar hacerte una y otra vez.
Después de unos crueles meses de pruebas, angustiante incertidumbre, una serie de ataques epilépticos y una progresiva parálisis de mi mitad derecha, vinieron los tratamientos. Unos meses no muy agradables, la verdad.
Te acabas aprendiendo el retorcido nombre de tanto repetirlo, “Inflamación-pseudotumoral-de-carácter-autoinmune-en-el-córtex-cerebral-izquierdo”, así lo llamaron. Un caso extraño y de origen desconocido.
Pues eso, que un día te toca y para qué vamos a darle más vueltas. (qué fácil es decirlo y lo mucho que te lleva hasta que lo interiorizas)
Han pasado ya 10 años. ¡A punto de los 40!

Sergio Elucam

 

12 opiniones en “El día en que tu vida cambia”

  1. Tambien en mi memoria
    El mismo recuerdo
    Las mismas preguntas
    Las mismas dudas
    Pero sobre todo tu serenidad y como nos hacias creer que te creias nuestras explicaciones de lo inexplicable
    Gracias hijo

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  2. Yo no te conocía antes, pero ahora sí y se cuanto has tenido que sufrir. Sufrir en silencio y con incertidumbre, pero lo mejor es que has superado tantas y tantas pruebas, que sin saber porque te ponen en el camino y eres la persona a la que hay que imitar.
    Sigue así, consiguiendo METAS que vas a lograr lo que te propongas.
    Cuenta con mi ayuda

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  3. Hola, Sergio, me llamo Jose, con acento madrileño, es decir, en la o, como debe ser (observa, atento, la diferencia con José: nada que ver!)
    Te he conocido de recién nacido, amigo de tus padres aún de solteros, Montsita, Paco, vaya dos!
    Tu abuelo…, calle Muntaner.
    Y, como puedes imaginarte, te he seguido, y te sigo, a través de, posiblemente, los mejores amigos de tus padres. Pues solo decirte que te tengo ahí delante, siempre, como una de mis referencias más importantes en las que me apoyo continuamente, y que me sirven, estoy seguro, para ser mejor y más hombre de lo que sería de no contar con ellas.
    De momento, en esta vida me aprovecho de ti, es la verdad, pero tiene que haber alguna más en la que nos sirvamos mutuamente. Estoy seguro.
    Siempre gracias, Sergio.

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  4. Recuerdo EL DÍA y los siguientes. Como recibí la noticia.
    Tu memorizabas el nombre, y yo lo bloqueaba, o lo llama «algo»… A día de hoy, después de 10 años, creo que me sigue costando decirlo en alto y llamarlo por su nombre sin que se me pongan los pelos de punta.
    Destaco de aquellos días, y en realidad de todos los que le siguieron lo fácil que tratabas de hacerlo a los demás, jamás una mala cara, siempre una sonrisa o nos dabas empujón en el hombro.
    Así comenzamos a formar parte de una película, como actores sin experiencia.

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  5. Recuerdo muy bien ese día Sergio! Tu madre me llamó por la noche y me dijo lo preocupados que estaban tu padre y ella. Empezó para toda la familia una larga travesía… Has sido muy fuerte y generoso! Nunca una queja, siempre una sonrisa, un gesto de gratitud!

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