¿Alguna vez os habéis hecho un lío con vuestras emociones? Pues eso mismo le ha sucedido al Monstruo de colores, que deberá aprender a poner en orden la alegría, la tristeza, la rabia, el miedo y la calma. Con este magnífico cuento de Anna Llenas, pequeños y no tan pequeños podemos poner orden nuestras emociones. Este cuento quiere centrarse en el trabajo con los niños ya que las emociones representan el punto de partida de las distintas etapas de desarrollo de una persona a lo largo de toda su vida. Si desde pequeños toman contacto con sus emociones, como adultos tendrán más herramientas para gestionarlas en su día a día.
En muchas ocasiones los adultos no sabemos gestionar nuestras emociones. De nuevo me he visto por momentos muy identificado con el protagonista del cuento. No he sido nunca una persona de mostrar demasiado mis emociones. Cuantas emociones que me incomodaban habré negado durante todos estos años en vez de identificarlas, afrontarlas y mostrarlas, seguramente hubiera sido mucho más útil.
Durante el proceso que pasé debería haber llorado y gritado más, las veces que me he desmoronado o sacado mi rabia delante de alguien, por lo que me estaba pasando, se contaron con los dedos de una mano. De eso me arrepiento. Es algo que se me quedó dentro y que luego me costó mucho más canalizar.
Posiblemente el miedo haya sido de las emociones más difíciles que he tenido que gestionar. Los meses en que ese “monstruo” crecía en mi cabeza, tenía la sensación de no saber a qué me enfrentaba. Era una incertidumbre que me desesperaba y no sabía cómo reaccionar. Nunca lo reconocí cómo miedo. Más adelante me hizo ser prudente en mi recuperación, pero me bloqueó en momentos en los que tenía que haberme lanzado al vacío. Seguramente si hubiera compartido esa emoción antes con los que me rodeaban, lo hubiera afrontado de otra manera y no me hubiera causado tanta ansiedad.
En todo momento he intentado que mis estados de tristeza no sean destructivos. En ocasiones sin mucho éxito. Mi auto exigencia me ha jugado muchas malas pasadas. Mis diálogos internos eran por lo general bastante dañinos y eso afectó de lleno a mi autoestima. Pero mi color preferido es el azul y para mí no es triste. Siempre ha habido algo en mí que ha sido capaz de darle la vuelta a los pensamientos tristes y considerarlos cómo pasajeros.
Siempre se me ha caracterizado cómo alguien que aporta calma. No se lo digáis a nadie, pero en el fondo soy bastante nervioso. Quiero pensar que es porqué en los momentos más críticos he sabido relativizar siempre las cosas, intento transmitir energía positiva y mostrarme cercano.
Para mí la alegría ha sido siempre una cuestión de actitud. Mi preocupación ha sido que los que me rodean estén bien, he intentado generar un ambiente sano a mi alrededor, muchas veces simplemente con poner buena cara. Estos años lo que si he aprendido es a compartir mis alegrías con los demás.¿Es eso una buena gestión de las emociones?
Aprender a gestionar nuestras emociones de forma adecuada es esencial para nuestro bienestar personal, el equilibrio de nuestras relaciones con los demás y para afrontar todos los retos que se nos pongan por delante. Y el primer paso es saber identificarlas.En este enlace podéis descargar algunas actividades para trabajar de manera didáctica las emociones : http://www.annallenas.com/ilustracion-editorial/el-monstruo-de-colores-recursos-gratis.html#.WrAV25PwaV4
Sergio Elucam
He leído tu blog y me ha encantado.
Te has abierto en canal contando tus emociones. No es fácil, pero lo has conseguido.
No es bueno guardarlas muy dentro, tenemos que apoyarnos en los que nos quieren y las cosas serán más fáciles.
Sigue creyendo en los demás.
Un abrazo.
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