Entrevista a Daniel Albero, la primera persona con diabetes en poder correr la carrera más dura del mundo

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En mimitadalcuadrado seguimos acumulando participaciones estelares. Esta semana entrevistamos a Daniel Albero, el primer piloto en participar en el Rally Dakar con Diabetes Millitus tipo 1. Una auténtica historia de superación de un niño de 10 años al que le dijeron que no podría hacer deporte. Subido a su moto, Dani ha llevado la Diabetes al más alto nivel deportivo del motor. Con esta participación, Dani ha roto todas las barreras y tabúes que impiden a las personas con diabetes iniciarse en la práctica de cualquier deporte, por muy exigente que sea. En paralelo, su generosidad le ha llevado a crear el proyecto Un diabético en el Dakar, con el que trata de fomentar el interés por la diabetes y llevar a cabo investigaciones para conocer mejor la enfermedad gracias a las aportaciones de varios patrocinadores.

Estamos encantados de sumar un icono más a la familia de mimitadalcuadro. Dani refleja de pleno nuestros valores y afán de superación frente a las limitaciones que la vida nos pone en el camino.

Gracias Dani por demostrar una vez mas que si que se puede.

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Cuéntanos un poco acerca de ti, ¿Quién es Daniel Albero?

Daniel Albero es una persona aventurera a la que le gusta el riesgo, muy amigo de sus amigos, me van los retos, es una forma de buscar una motivación constante, continuamente necesito marcarme nuevas metas para así mantener la motivación, me encanta todo tipo de deporte, practico running, btt, gim, soy músico (toco la trompeta) soy padre de dos hijos y comparto mi vida con mi mujer Mer.

A los 8 años me diagnosticaron una meningitis aguda de la que pude sobrevivir de milagro y aparentemente sin secuelas, pero después de darme el alta y a poco más de un año me diagnosticaron diabetes tipo 1, en aquella época era complicado yo no sabía que era aquello y mis padres tampoco tenían mucha información, lo que hacían era sobre protegerme sin darse cuenta que aquello no era lo que yo necesitaba yo ansiaba ser uno más.

Después de tres meses sin ir al colegio volví a mi rutina, pero muy condicionado, cosa que me costó mucho admitir, mientras mis amigos estaban haciendo deporte yo estaba sentado en una silla porque entonces se veía de otro modo, fue más tarde y en un campamento de verano para niños con diabetes donde aprendí a ser autónomo y a valerme por mi mismo, fue ahí donde empecé a pensar que yo podría llegar a ser como cualquier otro y practicar el deporte que a mí me apasionaba LAS MOTOS DE CAMPO.

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En tu vida ¿De qué estás más orgulloso? ¿Te arrepientes de algo?

Me siento muy orgulloso por lo que hemos conseguido y a toda esta gente que estamos ayudando a través de este gran proyecto que a día de hoy, es de todas estas personas con o sin diabetes que hemos motivado a moverse de su zona de confort, ser la primera persona con diabetes en poder correr la carrera más dura del mundo es algo que ha pasado a la historia y me siento muy orgulloso hemos marcado un referente y creado un icono (yo de joven no tuve un icono a quien seguir, de hecho no sabía que podríamos hacer cosas como estas) creo que esto es muy importante, hoy en España hay muchas personas con diabetes que practican una gran variedad de deportes, esto es muy importante.

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Arrepentirme…. No, no me arrepiento de nada solo me gustaría llegar a más gente y poder ayudar hasta incluso en otros países que tanto lo necesitan.

El momento negativo más impactante en tu vida ha sido…. ¿Qué pasó? ¿Cómo te marcó?

El momento más impactante en mi vida fue cuando intente entrar en el mundo laboral y me di cuenta del rechazo que sentía por tener diabetes, esto puede escandalizar un poco pero, así era. Tal día como hoy que estoy redactando esta nota, se ha aprobado en el BOE la eliminación de la diabetes (entre otras enfermedades) como causa de exclusión médica para el acceso al empleo público esto me produce una gran satisfacción.

Yo siempre he querido ser conductor de lo que sea; avión, Barco, camión, autobús, coche, moto etc muchas empresas de transporte nos miraban de reojo a la hora de contratarnos por el mero hecho de ser diabético, hasta el punto de no hacerlo y nos veíamos obligados a ocultar nuestra condición. Marcarme no me marcó, todo lo contrario me hizo más fuerte de hecho pocos vehículos con ruedas me quedan por conducir tanto de forma profesional como por placer. Cumplir tus sueños nadie dijo que iba a ser fácil.

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Cómo has superado la adversidad que te ha puesto la vida? ¿Qué papel han jugado los que te rodean? ¿Te sigue afectando a día de hoy?

Hay un dicho que tengo muy presente que dice “lo que no te destruye te ara más fuerte” yo por mi forma de ser creo que me ha ayudado mucho, cabezota, aventurero, y en esta fase creo que toda mi familia que siempre han estado a mi lado para apoyar mis decisiones tanto en las buenas como en las malas.

 

Qué crees que les hace falta a muchas personas para encarar la vida con más optimismo? ¿Qué consejo nos darías?

Sobre todo una vida saludable y hacer lo que a uno le guste siempre y cuando no hagamos daño a nadie, mucha dedicación, esfuerzo y autocontrol, solo así podremos optar a conseguir todo aquello que ansiemos.

Los sueños se cumplen.

 

Qué te hubiera gustado hacer y sabes que ya no podrás? ¿Qué te genera ansiedad? ¿Cómo lo afrontas?

Las personas con diabetes tenemos que tomar hasta 35 decisiones diarias más que cualquier otra persona, esto es lo que más me cuesta, el tener que estar pendiente siempre de mi compañera de viaje en cada momento del día, cuando sales a correr cuando vuelves, al acostarte, al levantarte SIEMPRE!!! Yo soy bastante despistado y esto es lo que más me cuesta. Yo desde hace unos años descubrí una APP gluQUO y con ella me ayuda mucho más en el día a día y a solucionar mi despiste.

 

Cómo valoras a la sociedad en la que vivimos? ¿Qué nos falta para que la consideres mejor?

Sobre todo hay que intentar ser el máximo tiempo feliz y disfrutar de todos esos momentos geniales que nos da el día a día y no ansiar el mañana, pues cuando menos te des cuenta ya será mañana y te abras perdido muchas cosas, hay que vivir el momento sin descuidar, claro está, nuestra compañera de viaje, ella siempre va a estar ahí cada día de nuestras vidas.

 

Si supieras que mañana es tu último día de vida, ¿Qué harías? ¿Cómo lo pasarías?

Es una pregunta difícil de responder, pero, supongo que con mi familia comiendo todo lo que me apetezca y bebiendo un buen vino en algún sitio encantador a ser posible en la montaña…ja ja ja

 

Un libro, una película, un sitio, un plato, alguien a quien admiras, un momento perfecto y con quién compartirlo.

Me gustan mucho las autobiografías sobre todo las de deportistas como Rafa Nadal también los libros de aventuras, uno de mis preferidos los de Clive Cussler ”SAHARA”

Una película…..La vida es bella, Indiana Jones, el patriota de Mel Gibson, triller y aventuras en general. Un sitio, la montaña, ahí me siento muy feliz, plato, cualquiera que lleve alcachofas. Admiro a muchísima gente y no es necesario que sean famosos, en mi entorno tengo muchos amigos que me producen una gran admiración por su trayectoria tanto familiar como profesional o incluso ambas.

El momento perfecto es; ese que después de un gran esfuerzo consigues llegar a la meta sea cual sea, sentirse útil y al mismo tiempo saber que has ayudado a mucha gente en tu camino.

Si quieres conocer mejor la historia de Daniel Albero aquí os dejo el documental Ruta 18.

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La increíble sensación de atreverte a dar un paso

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Sería repetirme si os digo que la práctica del deporte siempre formó parte de mi vida y cuanto lo echo de menos. No es mi intención porque de hecho ya escribí un post al respecto. ->Link al post. Tan sólo unas pinceladas para volvernos a poner en situación. Sigue siendo una de mis pasiones. Era casi una necesidad vital que me aportaba mucho porque, aparte de hacerme disfrutar, conseguía que desconectara y lo utilizara como una herramienta para liberar muchas tensiones. La enfermedad me hizo dejarlo. En los años siguientes no me he atrevido a lanzarme a practicar ningún deporte que no sea ir en soledad al gimnasio. Mucha culpa la tiene ese largo proceso de aceptación que ha hecho que no lo haya querido realizar de forma adaptada. Quiero creer que he tenido paciencia y me he dado el tiempo para volver a estar listo.

Lo cierto es que a día de hoy consigo no dilapidarme a mí mismo por no practicar ningún deporte, excepto en un gimnasio acompañado de una elíptica. Digamos que lo llevo razonablemente bien. Pero no puedo negar que la necesidad sigue estando ahí muy latente.

En el post de hoy quiero contaros un paso más. Recientemente me he atrevido a vestirme de corto y no ha sido para ir a la aburrida monotonía del gimnasio sino a entrar en una pista después de tantos años. Si, a probar como me desenvolvía con el pádel. Un deporte que había practicado puntualmente, pero con el que no estoy muy familiarizado la verdad. Supongo que mi base de tenis de toda la vida hace que mantenga la pegada, aunque ahora tenga que ser con la izquierda. Como en los últimos atrevimientos, fue en un ambiente muy controlado y con la persona de mayor confianza enfrente. Un simple peloteo en el que me lanzaba bolas fáciles para ver cómo me hacía a la raqueta, al golpe, a los movimientos, etc. Y a sus ojos no lo hice tan mal. En algunos momentos tuvo que decirme que me relajara y es que el espíritu competitivo se ve que si lo conservo intacto. Me cuesta entender el deporte de forma completamente amistosa. Que le voy a hacer.

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Ese rato fue de esos que se te pasa volando. No pudimos estar más porque se puso a llover a cántaros y volvimos a casa empapados. Enseguida nos pusimos a pensar en puntos de mejora. Los hay y muchos. La manera de poner la raqueta. Como con la práctica podría agilizar más mis movimientos hacia la derecha. Todo forma parte de esa nube en la que me subí y de la que no me quería bajar.

Para mi resultó ser otro subidón. Otro cúmulo de buenas sensaciones por volver a jugar. Y la más importante es el ser consciente de que algo ha cambiado en la forma de afrontar lo que viene. Estando mucho más dispuesto a probar y con menos miedos.

Me ha hecho recuperar la ilusión de nuevo por la práctica de un deporte. Es una sensación de ilusión conectada sólo a emociones positivas. De las que me hacen sentir bien, sentirme pleno y motivado, cargado de energía. Estoy seguro que mi mirada cambió cuando entré en esa pista. Cualquiera que me conozca se habría dado cuenta. La sensación más placentera es ver cómo volvía a manejar la raqueta por mi cuenta ante ese momento de exigencia. La de volver a sentir que formas parte del juego por ti mismo. Sientes realmente que el deporte, en cierta manera, te aleja de la discapacidad.

Y creo que mucha parte de esa ilusión la está generando esta nueva ventana de posibilidades que se me abre. Es increíble como simplemente atreviéndome a dar un paso y probar, se han desencadenado en cascada todo un flujo de sensaciones de querer más y más. Si algo me ha quedado claro es que tengo que ser yo el que de los pasos para generarme estas ilusiones.

A día de hoy desconozco cuál será mi nivel en las diferentes modalidades de pádel adaptado. Tengo que investigar más acerca de clubs deportivos y escuelas que contemplen este deporte de forma adaptada.

Será necesario que persevere y no abandone en el empeño y, sobre todo, que siga pasando a la acción. Quizás me dé por ir probando otros deportes, quién sabe. Lo que si que de verdad espero es que me sirva de pauta para no rendirme y darme aliento para conseguir mis objetivos.

Al mismo tiempo, la práctica de un nuevo deporte considero que me puede resultar beneficioso en muchos otros aspectos de mi vida. De entrada me va a exigir disciplina. Me va a ayudar a mantener la constancia, el esfuerzo, la dedicación y el orden que me hagan ver que en muchos aspectos vuelvo a ser yo el que conduce mi vida.

Ese componente mental de competición sin duda me ha ayudado mucho a lo largo de estos años. Han hecho falta grandes dosis de concentración, sacrificio y tolerancia a la frustración para enfrentarme a cada reto diario. Y cuando digo reto, no os lo imaginéis solo en el plano físico, esforzándome con los fisios o en el gimnasio, me refiero a las cosas más banales y rutinarias. Por eso los factores psicológicos que rodean el deporte siguen siendo muy importantes para mí. En cierta medida compito cada día contra mi mismo, contra esos ¨NO¨ internos que no van a dejar de estar ahí y no dejaré de tener mis desafíos rutinarios que superar.

Me va a hacer darme cuenta que, a base de entrenamiento, puedo mejorar en ciertas habilidades que ni me había planteado desde hace tiempo. Esto ha de significar más dosis de estímulo y afán de superación para no renunciar y plantearme alcanzar otros muchos objetivos personales.

Obviamente, y no creo que haga falta resaltarlo, el lanzarme a practicar otro deporte no dejará de ofrecerme ventajas físicas. Mis músculos estarán más fuertes, mejoraré en equilibrio, flexibilidad y tendré mejor coordinación de movimientos. Y seguro que me aporta ese plus de energía en mi día a día. Además, me ayudará a obligarme a ocupar mi tiempo libre con otro tipo de actividad que me haga salir de la rutina. No va a haber mejor medicamento para romper con la monotonía.

Esta ventana que se me abre con el deporte también puede ser beneficiosa en lo social. El simple hecho de jugar con y contra otros ya hace que tengas que interactuar con gente. De estas relaciones pueden salir interacciones sociales muy constructivas que me sigan haciendo crecer. Posiblemente me facilite el acceso a nuevos grupos con los que pueda compartir buenos momentos y aprender mucho.

En relación al tema del post de hoy, desde mimitadalcuadrado tenemos el gusto de compartir la historia de Enzo Amadei. Este chico chileno con hemiparesia desde pequeño a causa de un tumor cerebral que no ha dejado de superarse hasta alcanzar su sueño en el tenis. Empezó a reclutar gente y creó un torneo llamado TAP World Tour (Tenís Adaptado de Pié) para que gente de todo el mundo pudieran participar. Hoy cuenta con más de cuarenta países inscritos. Enzo, eres un verdadero ejemplo de superación.

Conoce en este link la historia de Enzo Amadei: https://www.youtube.com/watch?v=Tfe8TsEwU2A

«Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia» entrevista a Carlos Owono.

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Estoy en una época en que parece que gente de mi pasado vuelve y lo estoy disfrutando. Ya tuve el placer de entrevistar a mi amigo Simón y en esta ocasión se trata de otro compañero de la EGB.

A través de una red social, hace un tiempo se empezó a crear un grupo de antiguos alumnos del colegio. Empiezas a intentar reconocer a la gente después de tantos años. Un montón de recuerdos de esa época que vuelven. Te preguntas que habrá sido de sus vidas.

El animador del cotarro no podía ser otro que el Charly. Si, aquel golfillo sin vergüenza que se dedicaba a todo menos estudiar. Menuda pieza de museo. Mi sorpresa fue cuando al cabo de un tiempo colgó un mensaje diciendo que esa noche iba a estar en un conocido programa de televisión. ¿Cómo? ¿El Charly en la tele? Se le veía de fondo. Lo reconocí enseguida porqué tiene la misma cara de pillo de siempre. Estaba coordinando el show televisivo Nitro Circus que consiste literalmente en llevar el motociclismo freestyle hasta límites insospechados. En esta ocasión se trataba del famoso Travis Pastrana realizando uno de sus saltos imposibles.

En una conversación reciente me comentó brevemente su periplo por el extranjero partiendo de cero y afrontando muchas dificultades. Y entonces te das cuenta que detrás de aquel chico travieso y rebelde, hay una historia de superación. Es por eso que le pedí el favor que accediera a responder a nuestro formato de entrevista.

Para mí es un fiel reflejo de gente al cuadrado que afronta la vida con valentía y lucha por no dejar de superarse para conseguir sus sueños. Alguien que, cómo muchísima gente, ha tenido que marcharse de España para labrarse su futuro.

Gracias Charly por la entrevista y por tu generosidad al abrirte y contar tu historia. Seguro que tus palabras van a contagiar de ánimo a mucha gente.

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Cuéntanos un poco acerca de ti, ¿Quién es Carlos Owono?

Una pregunta tan simple y tan difícil de contestar! En el plano, por así decirlo más físico, soy un niño de barrio de 40 años recién cumplidos que acaba de ser padre y que trabaja en algo que le encanta. He tenido la suerte de viajar mucho y también de vivir en varios países, algo que me ha enriquecido infinitamente a nivel personal. Aunque tengo estudios universitarios, todo lo que me ha servido para la vida lo he aprendido fuera de cualquier recinto, en otras palabras, en la calle. En el plano espiritual… una persona que lucha cada día por ser mejor, un mejor hijo, hermano, amigo, marido, en resumen, una mejor persona.

Dicho lo cual, siempre he pensado que la mejor manera para saber sobre uno mismo es preguntarle a la gente de su entorno. Así que esta respuesta queda incompleta a falta de reunir a unas cuantas decenas de personas y que ellas nos expliquen un poquito más acerca de mi.

En tu vida ¿De qué estás más orgulloso? ¿Te arrepientes de algo?

Lo resumiría en dos ‘atrevimientos’. El primero fue el atreverme a dar el paso de ir a vivir a Inglaterra cuando solo tenía 19 años y 160€ (25,000 pesetas) en la cuenta/bolsillo. El contexto era muy diferente al de ahora, decidir irse a otro país, significaba desaparecer. En aquella época, aunque ya se empezaba a oír hablar de internet, no mucha gente lo utilizaba, y obviamente tampoco el email, por lo que solo pude seguir en contacto con un par de amigos con los que me escribía una carta al mes y con mi familia, con la cual hablaba cada dos semanas desde una cabina a la que ellos me llamaban (dato curioso, en Inglaterra puedes llamar a las cabinas). Mi idea era ir a Inglaterra a pasar un verano, unos 3 meses, para aprender inglés y volver ‘corriendo’ para casa, pero esos 3 meses se convirtieron en 7 años. En ese tiempo hice una carrera doble – Economía internacional y Filología Alemana -, un Master y un año de Erasmus en Alemania.

Otro momento clave en mi vida del que también me siento muy orgulloso, es el haber encontrado la fuerza y voluntad de dejarlo todo (un buen trabajo, pareja, piso en el centro de BCN, etc) cuando ya tenía 31 años, e irme a vivir 2 años fuera. En este tiempo viví un año en Paris, 6 meses en Roma y 6 meses en Salvador de Bahía, donde di clases de inglés y castellano en una favela de la ciudad. Estos dos años de ‘reset’ los aproveché para aprender francés, italiano y portugués.

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¿Arrepentirme de algo…? Sí y no. Por un lado, sí, me arrepiento de cosas casi a diario. Cosas, no muy graves obviamente. Por otro lado, no, pues creo que todo lo bueno o malo que hacemos y/o experimentamos nos sirve para crecer como personas.

El momento negativo más impactante en tu vida ha sido….

¿Qué pasó? ¿Cómo te marcó?

Quizás mi respuesta sea algo inusual pero no recuerdo ningún momento negativo. Al menos no en el sentido de que dicho momento haya tenido un impacto en mi vida. Sí que es verdad que he tenido miles de experiencias, llamémosle, no muy positivas, pero realmente no me viene nada a la cabeza que me haya marcado por su negatividad.

Cómo has superado esa adversidad que te ha puesto la vida? ¿Qué papel han jugado los que te rodean?

Los años fuera han sido tan enriquecedores como duros, sobre todo el primero. Un 7 de julio estaba en Barcelona, disfrutando del sol, el verano, mi familia y mis amigos y un 8 de julio aterrizaba en un país gris, frío, donde no conocía a nadie y lo peor de todo, no hablaba la lengua. Hay un dicho inglés que me gusta mucho y que en cierto modo siempre he aplicado a mi vida, when the going gets tough the tough get going, que viene a decir algo así como, cuando las cosas se ponen duras, los duros le plantan cara. Y supongo que siguiendo esa filosofía fui capaz de conseguir un trabajo de pinche de cocina, que a día de hoy aún no sé como pude conservar, pues durante los 3 primeros meses nunca supe lo que me pedían o querían que hiciera (mucho lenguaje de signos!), aprendí inglés a marchas forzadas y sin habérmelo planteado, desperté una mañana en una universidad inglesa listo para empezar una carrera que me tendría ‘atado’ a Inglaterra por unos añitos más.

Los años de universidad tampoco fueron un camino de rosas. Gracias a una beca pude pagar la matrícula y asignaturas, pero los gastos del día a día, incluida la estancia, me los tuve que pagar yo de mi bolsillo y, como todos sabemos, Inglaterra no es un país precisamente barato. Eso significaba trabajar casi todas las tardes de la semana en un teatro como camarero y todos los fines de semana en una empresa de catering. Eso sí, el lugar de trabajo no podía ser mejor, al menos para un futbolero empedernido como yo. Trabajaba en una empresa de catering que tenía la concesión de todos los campos de futbol de Londres, entre ellos el del Arsenal (mi equipo favorito inglés), Chelsea, Tottenham y el mítico Wembley, el antiguo! Los recuerdo como años en los que no paré ni un segundo, no hubo día en que no tuviera que estudiar, trabajar o verme obligado a salir de fiesta 😉

El como he superado las adversidades, se podría resumir en que lo he hecho con una gran constancia, una fuerza de voluntad inquebrantable y con el convencimiento de que al final del camino hay una gran recompensa.

Ni que decir tiene que, aunque en la distancia, la familia siempre está ahí y te ayudan de la mejor forma que saben y/o pueden, pero lo que más me ha ayudado en los años que he estado fuera, es la gente que estaba en una situación similar a la mía y con la que he forjado una amistad muy especial. Esa ha sido la gente que mejor ha entendido por lo que estaba pasando, esa profunda soledad, esa nostálgia de casa y de los tuyos. Y esa gente son los que en esos momentos, se acaban convirtiendo en los ‘tuyos’.

Te sigue afectando a día de hoy? ¿Cómo?

Ya estoy de vuelta en casa, Barcelona, así que puedo decir con una gran sonrisa en los labios que la prueba de haber pasado años lejos de mi ciudad, familia y amigos ya está superada.

Qué crees que les hace falta a muchas personas para encarar la vida con más optimismo? ¿Qué consejo nos darías?

Hace falta conocerse mejor, controlar las expectativas, ser feliz con lo que se tiene y sobre todo ser conscientes y disfrutar del ahora. Como todo, esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero hay que intentarlo. Algo que me ha ayudado mucho es la meditación. Empecé a practicar meditación hace un par de años y la verdad es que me siento mucho mejor conmigo mismo, lo que a su vez me hace sentirme mejor con todo lo que me rodea. Y cuando se cumplen las dos premisas anteriores, todo y todos a tu alrededor se contagian de esa positividad y buen rollo. Hay una frase de Marcel Proust que ilustra muy bien esto que acabo de explicar – Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.

Te has sentido alguna vez discriminado? ¿Cómo reaccionaste?

Ya que soy mulato (mi padre es de Guinea Ecuatorial y mi madre de Salamanca), la respuesta podría parecer obvia y más aún habiendo crecido en una España recién salida de una dictadura. Pero, por suerte, nunca me he sentido discriminado por mi raza, ni en España ni en ninguno de los otros países en los que he vivido. Tampoco he sentido ningún otro tipo discriminación, ya sea por mi nacionalidad, forma de pensar o valores.

Qué te hubiera gustado hacer y sabes que ya no podrás?

Te doy una respuesta fácil y frívola… jugador de Barça! Jaja.

Y una respuesta más meditada… tenía una lista muy simple de cosas que quería hacer en la vida y que poco a poco he ido consiguiendo. Las cosas que siempre quise hacer son; tener carnet de moto y una moto de gran cilindrada, hecho, aprender a surfear la nieve – Snowboard, hecho, ser padre, hecho y la que más me está costando, pero ya llevo tres años dedicándole muchas horas, tocar el piano. Esta última, creí que nunca la conseguiría, pero quien lo iba a decir, ahora hasta puedo tocar alguna que otra nota escrita por el maestro Bach.

Qué te genera ansiedad? ¿Cómo lo afrontas?

Por suerte no hay nada concreto que me genere ansiedad. Supongo que mi manera de ser, tranquilo y pragmático ayudan mucho.

Cómo valoras a la sociedad en la que vivimos? ¿Qué nos falta para que la consideres mejor?

Considero que como sociedad somos mucho mejores y estamos más avanzados de lo que creemos. Hay gente muy crítica, que dejándose llevar por ciertos hechos puntuales de la actualidad, dicen que vamos a peor, que estamos dormidos, etc. Yo creo que si miramos la historia de una forma analítica, nos daremos cuenta de que nunca hemos tenido una sociedad tan crítica, consciente y responsable. Eso no quiere decir que quede muchísimo por mejorar, de hecho siempre quedará algo por mejorar, pues no creo que una sociedad pueda llegar a la perfección (sería aburrido!). Lo bueno es que la evolución, aunque muchos se empeñen en ir contra ella, siempre nos lleva hacía adelante. Soy de los que piensa que hoy estamos mejor que ayer y mañana estaremos mejor que hoy.

Entre otras cosas, lo que creo que le falta a esta sociedad para ser mejor es la empatía. Tendríamos que hacer más a menudo el ejercicio de ponernos en la piel del otro, dicho de otra manera, ponernos sus zapatos y caminar con ellos. Las cosas son y las cosas pasan, no son necesariamente ni buenas ni malas, simplemente hay diferentes maneras de verlas.

Si supieras que mañana es tu último día de vida, ¿Qué harías? ¿Cómo lo pasarías?

Me levantaría muy pronto, sobre las 5 de la mañana. Dedicaría unos minutos a agradecerle a la vida el haberme dado un asiento de primera clase en este viaje. Saldría a la calle e iría a los bunkers del Carmelo a ver amanecer, a ver salir el sol por última vez sobre Barcelona. Luego volvería a bajar a casa, despertaría a mi mujer y a mi hijo y nos iríamos a desayunar unos Eggs Benedict y unos Pancakes en Ciutat Bella. Después aprovecharía para ir a dar un paseo por la Barceloneta y la playa. Llegada la hora de la comida reuniría a todos mis amigos y familia en Gracia, mi barrio de siempre. Comeríamos y departiríamos hasta bien entrada la tarde. Seguidamente, me gustaría que todos fuéramos a pasear por las calles del barrio parando en alguna que otra terracita de las bonitas plazas de Gracia (seguro que me encontraría a Simon Bianco en la terraza del Canigó). Para acabar el día, le preguntaría a mi mujer si cenamos en casa o fuera (seguramente me diría fuera), al volver a casa me sentaría en el sofá con ella para recordar nuestros mejores momentos (nos conocemos desde los 14 años, así que tenemos unos cuantos), daría no menos de 100 mil besos a mi hijo, le arrullaría hasta que se durmiera y finalmente me iría con mi él y mi mujer a la cama, donde me quedaría dormido abrazado a los dos.

 

Un libro, una película, un sitio, un plato, alguien a quien admiras? Un momento perfecto y con quien compartirlo?

Libro…Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Es el libro que marcó la frontera entre leer por obligación y leer por placer.

Película…Der bewegte Mann. No diría que es mi película favorita pero sí como una película que tuvo un gran impacto en mi. Gracias a ésta descubrí el cine europeo y en versión original. Desde ese día he sido un asiduo a los cines Verdi y rara vez he vuelto a ver una película doblada. Y aunque nunca lo había pensado hasta ahora, tengo la sensación que despertó mi curiosidad por otras culturas y lenguas.

Sitio… La cima de una montaña en un soleado día de Febrero, con la tabla de Snow en mi pies, listo para el descenso.

Plato… Tapas varias, ensaladilla rusa, croquetas, patatas bravas, etc…

Alguien a quien admiro… de mi entorno, a dos personas, a mi mujer por su fuerza y a mi amigo Florenci por su tenacidad. Y de una manera más genérica a muchos de los entrevistados de La Contra de La Vanguardia, gente con historias encomiables.

Momento perfecto… viernes tarde en un bar con los amigos, charlando de cómo ha ido la semana y recordando las mismas historias de siempre.

 

 

¿Cómo recuperamos la ilusión en los momentos difíciles?

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La práctica del deporte y en especial el fútbol estuvo presente durante toda mi infancia, no me despegaba de mi balón, de forma más sería y continuada en mi adolescencia y como hobby en adelante. Puedo decir que ha sido una de mis pasiones, a la que a la fuerza tuve que renunciar cuando me puse enfermo. Durante estos años, mi manera de afrontarlo ha sido mirar hacia otro lado. La solución fácil y a su vez mas dolorosa. Me he limitado a ver el deporte en la televisión, a través de una pantalla. Voy al gimnasio para mantenerme en forma, pero me aburre soberanamente. A mí lo que me va es competir en equipo.

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En el plano psicológico he trabajado cómo convivir con la pérdida de este y muchos otros temas, pero para nada quiere decir que no sigan apareciendo pensamientos y llegando mensajes que te manda tu cerebro. Ya no duran demasiado, se cómo manejarlos y consigo volverme a recolocar. ¿Cómo lo consigo? Ya lo tengo bastante automatizado. Entiendo que, con el tiempo, hay mucho de aceptación y también de ser capaz de detener esos pensamientos negativos que solo aportan ansiedad y malestar para que no vayan a más. Por lo general ya tengo reconocido el pensamiento cuando va llegando y o bien trato de suplantarlo por un recuerdo agradable de ese mismo tema o me pongo enseguida con otra cosa que no tenga nada que ver.

Es algo que no vale la pena que te plantees ni le des vueltas, porqué nunca nada va ser igual. Podrá ser de muchas otras maneras. ¿no es cierto que los jugadores amateurs, llegado a un punto ya ni se plantean llegar a jugar en primera división? Sería el deseo de muchos, pero con los años, lo interiorizan porqué ven que no es posible. Pues es parecido, pero a otro nivel.

No me he lanzado nunca a intentar de nuevo la práctica del deporte con discapacidad. Con el paso del tiempo te vas atreviendo y planteando la posibilidad de seguir disfrutando de una de tus pasiones desde otro punto de vista. ¿Por qué no? de entrenador o ayudante…

En pocos días se han producido dos acontecimientos que vuelven a remover esos sentimientos relacionados con el deporte.

El pasado fin de semana tuve el placer de asistir a un partido de basket en el colegio de la hija de mi prima. La verdad es que no esperaba volver a disfrutar tanto siguiendo un partido de niños en directo. Yo no soy de vivir el deporte de forma pasiva. ¡Me alteré, grité, animé… me lo pasé pipa! No lo puedo controlar, enseguida me sulfuro, vamos que casi me como al árbitro en un momento de exaltación.

Es como si hubiera despertado el gusanillo de algo que no te estabas planteando, que habías dejado de lado. Te vuelves a ilusionar por el deporte desde otra perspectiva. Aunque podrías, sabes que ya no vas a poder practicarlo de la misma manera y te planteas como volver al mundo del deporte. Todas estas sensaciones hacen que piense en la posibilidad de entrenar a un grupo de niños y poder transmitirles todo lo que viví en mi etapa deportiva, aparte de muchas cosas más que les sirvan para enfocar su vida.

Ayer fui a ver la película “Campeones”, del director Javier Fesser y protagonizada por Javier Gutiérrez. Narra la historia de un entrenador de baloncesto con muy mala leche que atraviesa por una mala racha tanto en lo profesional como en lo personal. Por culpa de una infracción de tráfico, se ve obligado a realizar servicios a la comunidad entrenando a un equipo de barrio con discapacidad. Una película que te despierta tu lado más humano mientras, de una forma muy natural y cercana, aborda el tema de la convivencia con personas con discapacidad intelectual. El desconocimiento inicial, los prejuicios y las etiquetas que en general tenemos todos. Las historias que tienen detrás cada una de esas personas y cómo es su día a día. La sencillez a la hora de enfrentarse a la vida que tiene ese colectivo y que no entienden cómo nos la llegamos a complicar los demás. Este grupo de personas diferentes encuentran en el deporte y el compañerismo un motivo de ilusión que les saca de su rutina.

La oportunidad del protagonista de compartir vivencias con ellos, le enriquece y hace que se replantee su vida de otra manera. Te hace ver que estas personas, de tontas no tienen un pelo y se dan cuenta de todo lo que les rodea y son capaces de vivir una vida mas centrada en las cosas que de verdad importan. Y, sobre todo, el afrontar todo con mucho humor. Salí cargado de buen rollo y emocionado por la empatía que desarrollé en menos de dos horas con gente que no conocía.

Quiero volver al deporte, estoy ilusionado y no hay mejor aliciente que hacer las cosas con ilusión, ahora que lo tengo claro voy a luchar por conseguirlo.

Sergio Elucam