¿Sabes lo que transmites con tu mirada?

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Es increíble el poder que posee una simple mirada. En un instante te puede provocar una sensación de aceptación o rechazo. La gente ante algo que le resulta poco común o que no entiende reacciona de manera distinta.

Quizás ésto que estoy diciendo pueda dar a entender que vivimos en una sociedad poco avanzada y poco acostumbrada a convivir con la discapacidad o simpletente con lo que es diferente, yo sigo sintiendo miradas analíticas a mi diferencia física. Y me planteo, cómo lo llevaría si fuera aún más evidente. En mi caso, muchas veces llega a pasar desapercibido a primera vista, es al fijarse con más detalle cuando notan algo distinto de lo habitual. Te miran raro porqué tu cuerpo no se mueve bien o no pueden apartar la mirada de tu mano que como de costumbre no se abre.

Te genera una sensación incómoda con la que tienes que aprender a convivir y a la que necesitas adaptarte. Es como si con tan sólo una mirada se te encasillara y marcan una diferencia. En muchos casos es muy sutil pero se siente. He intentado tratar de interpretar esas miradas y es complicadísimo.

La gente que te conoce de cerca quiero entender que lo asume desde el primer momento y al convivir contigo, se acostumbra. Este grupo te mira como lo hacía antes y te hacen sentir como si fueras el mismo de siempre. Hay otro grupo que son los que tratan contigo de forma menos cercana, aunque pueda ser a diario, los hay que siempre te miran a la cara y no se fijan en nada más. Lo bueno es que al mismo tiempo son plenamente conscientes de que en algún momento te pueden echar un cable porqué saben que tienes alguna dificultad con determinadas cosas. Hay otros, que, aunque te vean muy a menudo, noto que se siguen sintiendo impactados por algo y no pueden evitar mirarte la mano fijamente. A uno le gustaría que fueran menos pero tampoco se puede evitar. Seguro que no lo hacen con mala intención, pero la sensación que te dejan es que algo en ti no es normal. Y, por último, está la gente que no te conoce de nada y te ven por primera vez. Las miradas y actitudes también son de todo tipo. Puede ocurrir que de entrada no se den cuenta, pero a medida que perciben que no muevo bien el brazo ni la mano, es cuando se desencadenan las miradas. Si me paro a pensar qué les estará pasando por la cabeza a cada una de las personas con las que interactúo, me volvería loco.

¿La gente puede aprender a mirar y no juzgar? Eso es prácticamente imposible porqué como seres humanos necesitamos encasillar lo desconocido, luego ya lo vamos asimilando y la mayor parte de las veces tomándolo como algo normal. ¿Cómo se debería mirar a alguien que notas que tiene algo diferente? La verdad es que creo que no existen pautas, cada uno reacciona como le sale, muchas veces la diferencia la marca la educación.

Me gustaría destacar la diferencia entre las miradas de los niños y las de los adultos. Es conmovedor ver cómo los más pequeños te miran sin ninguna carga social y sin referencias de lo que se sale o no de la normalidad. Les da verdaderamente igual y te hacen sentir cómodo.

Conclusión, ¿de verdad tenemos que estar a expensas de cómo se nos mira? Si lo analizamos,es más problema del que recibe las miradas. ¿No será entonces que la clave está en sentirse bien con uno mismo?

Yo he estado mucho peor fisicamente, con muchas mas dificultades de movilidad y he pasado por fases de mi vida en las que solo quería esconderme. Hoy, con todo lo que he avanzado tanto física como psíquicamente, aunque pueda parecer absurdo, de vez en cuando sigo sintiendo la necesidad de que no se me note, de pasar desapercibido. ¿Alguna vez llegamos a aceptarnos del todo? Cuando somos jovenes porque todos queremos ser aceptados por el grupo e intentamos ser iguales a los demás, cuando crecemos un poco mas porque queremos tener nuestra propia personalidad y no parecernos a nadie y cuando envejecemos porque no nos adaptamos a los cambios por los que todos tendremos que pasar.

Trabajar la aceptación es una asignatura pendiente en la que hay que esforzarse toda la vida.

Sergio Elucam

¿Cómo recuperamos la ilusión en los momentos difíciles?

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La práctica del deporte y en especial el fútbol estuvo presente durante toda mi infancia, no me despegaba de mi balón, de forma más sería y continuada en mi adolescencia y como hobby en adelante. Puedo decir que ha sido una de mis pasiones, a la que a la fuerza tuve que renunciar cuando me puse enfermo. Durante estos años, mi manera de afrontarlo ha sido mirar hacia otro lado. La solución fácil y a su vez mas dolorosa. Me he limitado a ver el deporte en la televisión, a través de una pantalla. Voy al gimnasio para mantenerme en forma, pero me aburre soberanamente. A mí lo que me va es competir en equipo.

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En el plano psicológico he trabajado cómo convivir con la pérdida de este y muchos otros temas, pero para nada quiere decir que no sigan apareciendo pensamientos y llegando mensajes que te manda tu cerebro. Ya no duran demasiado, se cómo manejarlos y consigo volverme a recolocar. ¿Cómo lo consigo? Ya lo tengo bastante automatizado. Entiendo que, con el tiempo, hay mucho de aceptación y también de ser capaz de detener esos pensamientos negativos que solo aportan ansiedad y malestar para que no vayan a más. Por lo general ya tengo reconocido el pensamiento cuando va llegando y o bien trato de suplantarlo por un recuerdo agradable de ese mismo tema o me pongo enseguida con otra cosa que no tenga nada que ver.

Es algo que no vale la pena que te plantees ni le des vueltas, porqué nunca nada va ser igual. Podrá ser de muchas otras maneras. ¿no es cierto que los jugadores amateurs, llegado a un punto ya ni se plantean llegar a jugar en primera división? Sería el deseo de muchos, pero con los años, lo interiorizan porqué ven que no es posible. Pues es parecido, pero a otro nivel.

No me he lanzado nunca a intentar de nuevo la práctica del deporte con discapacidad. Con el paso del tiempo te vas atreviendo y planteando la posibilidad de seguir disfrutando de una de tus pasiones desde otro punto de vista. ¿Por qué no? de entrenador o ayudante…

En pocos días se han producido dos acontecimientos que vuelven a remover esos sentimientos relacionados con el deporte.

El pasado fin de semana tuve el placer de asistir a un partido de basket en el colegio de la hija de mi prima. La verdad es que no esperaba volver a disfrutar tanto siguiendo un partido de niños en directo. Yo no soy de vivir el deporte de forma pasiva. ¡Me alteré, grité, animé… me lo pasé pipa! No lo puedo controlar, enseguida me sulfuro, vamos que casi me como al árbitro en un momento de exaltación.

Es como si hubiera despertado el gusanillo de algo que no te estabas planteando, que habías dejado de lado. Te vuelves a ilusionar por el deporte desde otra perspectiva. Aunque podrías, sabes que ya no vas a poder practicarlo de la misma manera y te planteas como volver al mundo del deporte. Todas estas sensaciones hacen que piense en la posibilidad de entrenar a un grupo de niños y poder transmitirles todo lo que viví en mi etapa deportiva, aparte de muchas cosas más que les sirvan para enfocar su vida.

Ayer fui a ver la película “Campeones”, del director Javier Fesser y protagonizada por Javier Gutiérrez. Narra la historia de un entrenador de baloncesto con muy mala leche que atraviesa por una mala racha tanto en lo profesional como en lo personal. Por culpa de una infracción de tráfico, se ve obligado a realizar servicios a la comunidad entrenando a un equipo de barrio con discapacidad. Una película que te despierta tu lado más humano mientras, de una forma muy natural y cercana, aborda el tema de la convivencia con personas con discapacidad intelectual. El desconocimiento inicial, los prejuicios y las etiquetas que en general tenemos todos. Las historias que tienen detrás cada una de esas personas y cómo es su día a día. La sencillez a la hora de enfrentarse a la vida que tiene ese colectivo y que no entienden cómo nos la llegamos a complicar los demás. Este grupo de personas diferentes encuentran en el deporte y el compañerismo un motivo de ilusión que les saca de su rutina.

La oportunidad del protagonista de compartir vivencias con ellos, le enriquece y hace que se replantee su vida de otra manera. Te hace ver que estas personas, de tontas no tienen un pelo y se dan cuenta de todo lo que les rodea y son capaces de vivir una vida mas centrada en las cosas que de verdad importan. Y, sobre todo, el afrontar todo con mucho humor. Salí cargado de buen rollo y emocionado por la empatía que desarrollé en menos de dos horas con gente que no conocía.

Quiero volver al deporte, estoy ilusionado y no hay mejor aliciente que hacer las cosas con ilusión, ahora que lo tengo claro voy a luchar por conseguirlo.

Sergio Elucam

 

¿Sabes identificar las emociones en tu día a día? aprendemos como hacerlo de manera sencilla.

emociones¿Alguna vez os habéis hecho un lío con vuestras emociones? Pues eso mismo le ha sucedido al Monstruo de colores, que deberá aprender a poner en orden la alegría, la tristeza, la rabia, el miedo y la calma. Con este magnífico cuento de Anna Llenas, pequeños y no tan pequeños podemos poner orden nuestras emociones. Este cuento quiere centrarse en el trabajo con los niños ya que las emociones representan el punto de partida de las distintas etapas de desarrollo de una persona a lo largo de toda su vida. Si desde pequeños toman contacto con sus emociones, como adultos tendrán más herramientas para gestionarlas en su día a día.maxresdefaultEn muchas ocasiones los adultos no sabemos gestionar nuestras emociones. De nuevo me he visto por momentos muy identificado con el protagonista del cuento. No he sido nunca una persona de mostrar demasiado mis emociones. Cuantas emociones que me incomodaban habré negado durante todos estos años en vez de identificarlas, afrontarlas y mostrarlas, seguramente hubiera sido mucho más útil.

Durante el proceso que pasé debería haber llorado y gritado más, las veces que me he desmoronado o sacado mi rabia delante de alguien, por lo que me estaba pasando, se contaron con los dedos de una mano. De eso me arrepiento. Es algo que se me quedó dentro y que luego me costó mucho más canalizar.

Posiblemente el miedo haya sido de las emociones más difíciles que he tenido que gestionar. Los meses en que ese “monstruo” crecía en mi cabeza, tenía la sensación de no saber a qué me enfrentaba. Era una incertidumbre que me desesperaba y no sabía cómo reaccionar. Nunca lo reconocí cómo miedo. Más adelante me hizo ser prudente en mi recuperación, pero me bloqueó en momentos en los que tenía que haberme  lanzado al vacío. Seguramente si hubiera compartido esa emoción antes con los que me rodeaban, lo hubiera afrontado de otra manera y no me hubiera causado tanta ansiedad.

En todo momento he intentado que mis estados de tristeza no sean destructivos. En ocasiones sin mucho éxito. Mi auto exigencia me ha jugado muchas malas pasadas. Mis diálogos internos eran por lo general bastante dañinos y eso afectó de lleno a mi autoestima. Pero mi color preferido es el azul y para mí no es triste. Siempre ha habido algo en mí que ha sido capaz de darle la vuelta a los pensamientos tristes y considerarlos cómo pasajeros.

Siempre se me ha caracterizado cómo alguien que aporta calma. No se lo digáis a nadie, pero en el fondo soy bastante nervioso. Quiero pensar que es porqué en los momentos más críticos he sabido relativizar siempre las cosas, intento transmitir energía positiva y mostrarme cercano.

Para mí la alegría ha sido siempre una cuestión de actitud. Mi preocupación ha sido que los que me rodean estén bien, he intentado generar un ambiente sano a mi alrededor, muchas veces simplemente con poner buena cara. Estos años lo que si he aprendido es a compartir mis alegrías con los demás.emociones1¿Es eso una buena gestión de las emociones?

Aprender a gestionar nuestras emociones de forma adecuada es esencial para nuestro bienestar personal, el equilibrio de nuestras relaciones con los demás y para afrontar todos los retos que se nos pongan por delante. Y el primer paso es saber identificarlas.niñaEn este enlace podéis descargar algunas actividades para trabajar de manera didáctica las emociones : http://www.annallenas.com/ilustracion-editorial/el-monstruo-de-colores-recursos-gratis.html#.WrAV25PwaV4

Sergio Elucam

 

Mujeres, el privilegio de conectar con ellas

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El pasado jueves 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer. Con el lema “sin nosotras se para el mundo”, se ha querido reivindicar que, sin el trabajo y los cuidados de las mujeres el mundo sería completamente distinto. Mi reflexión es “yo sí que me hubiera parado sin vosotras”. Y es que a lo largo de estos años sólo veo a mujeres a mi alrededor que han sido claves en mi evolución.

En esta ocasión quiero destacar el papel de la mujer cómo cuidadora. Ya sea a nivel profesional o familiar, en la sociedad en la que vivimos, siempre que hablamos de cuidados, hablamos de mujeres. Habría que plantearse ¿por qué la figura masculina apenas está en estas situaciones, ni en otras muchas y menos si no son remuneradas?

Esto nos debe hacer reflexionar.

Me siento afortunado de haber encontrado en los últimos años, enfermeras, fisioterapeutas, osteópatas, logopedas, etc. prácticamente todas han sido mujeres. Espero poder hablar más en profundidad de muchas de ellas en este blog.

En lo personal han sido muchas las que han dejado huella, si tuviera que asociar las palabras mujer y cuidadora, sin duda, esa es mi madre. Ella me cuidó en mi infancia y tuvo que volver a cuidarme sin esperarlo. Y lo hizo como siempre lo hace todo, con la mayor dedicación, implicación y dando lo mejor que tiene. En los momentos de adversidad conseguía aparentar normalidad. No me dejó decaer ni un instante. Le tocó jugar el papel más desagradecido, el de ponerse estricta para que cumpliera mis rutinas de rehabilitación y corregirme en todo momento. Aún hoy, cuando me tiene cerca, no deja de mirarme por el rabillo del ojo y está atenta para echarme una mano… Mama -le digo- “que ya puedo sólo”.

Y es que con todo esto que le tocó vivir (nos toco vivir), sacando fuerzas de no sé dónde, no descuidó llevar una casa, atender una familia, su profesión y muchas cosas más que se le pusieron por delante. Y aún a estas alturas no dejo de preguntarme, ¿cómo lo hacía? ¿Cómo era capaz de llegar a todo? Parece como si ese “otro trabajo” rutinario, agotador y no valorado formara parte de sus obligaciones, suyas y de nadie mas.

Ella siempre se ha desvivido por los demás, demasiado quizás. Se ha ocupado de dar afecto y ser el apoyo para muchos, hasta el punto de dejar de lado parte de su vida. Me pregunto si llegado el momento, ¿estaré a la altura cuando me necesite?. Espero estar junto a ella mucho tiempo para poder devolverle al menos un trocito de todo lo que me ha dado.

Nunca nadie tendrá la conexión que me une a ella (será algo solo entre los dos). Es uno de los privilegios con los que me he encontrado en la vida.

Sergio Elucam

¿Cómo perder el miedo a mirarte en el espejo?

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Una de las cosas más duras en mi día a día es mirarme al espejo y no gustarme. Lo natural con el paso del tiempo es verte con más kilos, menos pelo… esto va de otra cosa. Tu cuerpo cambia en otro sentido y enfrentarse a un espejo puede llegar a ser aterrador, en mi caso fue así.

El volverme a mirar en los espejos no ha sido un proceso fácil. Siempre he sido bastante cuidadoso con mi imagen, me ha gustado vestir actual, cuidarme e ir al gimnasio para estar bien físicamente pero sin embargo nunca me ha gustado verme en las fotos, siempre encontraba algo que no me gustaba. Los tratamientos me provocaron cambios. Después de la quimioterapia se me deshinchó la cara y me volvió a crecer el pelo. Pero me quedaron las secuelas de movilidad de las que he intentado rehabilitarme. Las que sé que no recuperaré.

Durante mucho tiempo no he dejado de compararme con los demás. He considerado a los otros cómo “normales” y me he llegado a sentir inferior o a no estar a la altura. He estado esperando que sean los demás los que me dieran la seguridad en mí mismo, que había terminado de perder por el camino.

No sólo ha sido necesario que pasara tiempo para que me acostumbrase a mi nuevo yo, sino que ha sido fundamental un trabajo de cuestionar mi imagen para aumentar mi autoestima. ¿La idea que tengo sobre mí mismo es real? ¿Cómo me veo en el espejo es cómo me ven los demás? Si algo he aprendido es a no dejar de buscar aspectos positivos en mí que no dejen de sumar. A conocerme más a mí mismo y ser consciente de mis virtudes y mis defectos que podrian ser como las de cualquiera. Me he llevado sorpresas al ser consciente de que la gente ve aspectos positivos en mí que yo no tenía en cuenta.

A día de hoy sigo teniendo algún episodio en el que, si me veo reflejado en un espejo, me sigue resultando difícil de digerir. Lo reconozco. ¿Quiere decir que no me he aceptado del todo? Posiblemente no. Es un ejercicio diario que probablemente tendré que hacer el resto de mi vida.

Sergio Elucam

 

 

 

Amores que curan. ¿Y si fuera ella?

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14 de febrero, algunos dicen que es el dia dedicado al amor. En mi vida he tenido la suerte de disfrutar muchos catorces de febrero al año.

Suerte de sentirme querido en los peores momentos, en los que hasta yo me daba cuenta que no podía corresponder. El apoyo de los que tuve a mi lado fue vital para pasar los malos tragos. Simplemente con el hecho de sentirles cerca ya era suficiente. Una de esas personas fue mi anterior pareja, a la que invitaré a escribir un post para que os cuente, hasta donde ella quiera, cómo vivió esa situación. Ahora somos grandes amigos. Siento que nuestra amistad es verdadera y hay algo que nos unirá para siempre.

Tuvo que ser en mi traslado a Madrid cuando me di cuenta de que necesitaba tiempo para estar solo antes de abrirme a una nueva relación, me hacía falta ese periodo para valorar y comprender todo lo que me había pasado. Tiempo para aceptarme en este nuevo cuerpo, en las nuevas sensaciones y en definitiva en mi nueva forma de vivir. Creo que nunca llegaré a adaptarme del todo, simplemente tendré que acostumbrarme a vivir con ello. Pasó mucho tiempo en el que no hacía mas que equivocarme y no alcanzar ninguna meta. Un tiempo de bastante soledad en una nueva ciudad, a veces difícil de llevar. Tiempo para enamorarme de sitios, canciones, viajes, comidas…que me hacían ver el futuro de forma diferente. Un tiempo necesario y muy constructivo.

Una vez pasado ese tiempo y cuando yo estaba dispuesto a volver a intentarlo, apareció ella en aquel caluroso día de septiembre. Alguien que me hizo sentir comprendido, me dio confianza y me cogió de la mano. Alguien que es mas cabezota que yo y que cree que puedo conseguirlo todo. Es la que me empuja a hacer cosas nuevas, me sujeta para que no me caiga, me espera en la orilla, consigue que me ría de mi mismo, la que me hace posar para fotografiarme y logra que me vea resultón, la que entiende mis silencios… Me hace ver que todo es más sencillo de lo que creo para superar mis miedos e inseguridades.

Ahora que la he encontrado, me toca disfrutarla.

Sergio Elucam

Cuando alguien te dice no vas a poder

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Esta semana tenía pensado escribir un post distinto, pero por varias redes me ha llegado un mensaje que estaba colgado en un cartel en un centro médico con el siguiente texto: “Cuando veas un paciente, acuérdate que la enfermedad ya lo está tratando demasiado mal como para que tú también lo hagas”. No he querido dejar pasar la oportunidad para comentar al respecto.

Mucha gente pasa por la mala experiencia de toparse con profesionales de la medicina que carecen de empatía con el paciente. Y mi caso no fue una excepción.

Desde el minuto cero en que se detectó que la inflamación se detuvo y empezaba a reducirse, me derivaron a un centro de día para iniciar una rehabilitación intensiva. Esa iba a ser mi rutina durante unos largos meses. Para mí supuso un chute de ilusión y romper con ese largo periodo de inactividad con el cuerpo hecho polvo por los tratamientos agresivos.

Pero el primer día en ese centro no fue cómo lo esperaba. Y no lo fue porqué me topé de entrada con una directora médica reconocida en su área, pero con una falta total de tacto y empatía. Vas a un centro en el que esperas el apoyo de sus profesionales para animarte en tu proceso de rehabilitación y te encuentras con alguien que te dice que no vas a poder mejorar.

¿Qué clase de empatía con un paciente era esa? ¿Realmente era la manera de motivar a alguien que atraviesa por esa situación?

Os podéis imaginar en qué condiciones volví a casa ese día. Aún recuerdo ese triste viaje en coche. Por instantes se te vuelve a desmoronar todo. No me preguntéis de dónde saqué la motivación para levantarme pronto la mañana siguiente para empezar en dicho centro, alguien vino a subirme la persiana ese día, creo que más bien era por qué no tenías otra opción.

Siempre nos vamos a enfrentar a gente que te dice que no vas a poder, pero afortunadamente, encuentras a alguien o escuchas una voz interna que te dice: SIGUE, tu puedes con todo.

Aunque no tengas a nadie y creas que no tienes fuerzas para conseguirlo, hacer un esfuerzo, siempre merecerá la pena.

Sergio Elucam

Nadie está preparado para un Tsunami

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En este blog no es mi intención profundizar en la enfermedad porque la finalidad del mismo es dar un mensaje positivo y lleno de soluciones. Pero si considero importante que entendáis mi punto de partida. En cuestión de días pasé de estar normal a tener parálisis parcial de la pierna derecha, total del brazo y de la mano derechas, notable dificultad para hablar y crisis epilépticas.

Uno no está preparado para asimilar ni entender el tsunami que se me vino encima.

Durante meses se mantuvo esta tortura, sin control. Lo desesperante de la situación es que se iban probando y probando tratamientos (con fármacos, plasmaféresis, quimioterapia…), sin conseguir detener el proceso a pesar de estar en uno de los mejores hospitales y con los mejores especialistas.

Trato de recordar cómo me sentía durante ese tiempo para contároslo y no logro describirlo. Creo que ni si quiera estaba asustado porqué no me lo acababa de creer. No sé de dónde sacaba fuerzas para no desmoronarme, la verdad. Supongo que el apoyo de los que tienes cerca es fundamental.

Cada tratamiento, cada prueba era inicialmente una esperanza que luego se desvanecía.

Pero un día, sin saber a ciencia cierta porqué, el proceso se detuvo y la lesión cerebral se empezó a reducir. Mi suerte empezó a cambiar.

Al escribir esto me doy cuenta de lo agradecido que debo estar a mi entorno y a todos los profesionales de los que siempre recibí un trato cercano haciendo que me resultase más llevadero. Quizás no fui totalmente consciente en su momento. El agradecimiento a veces es difícil de expresar con palabras.

Creo que he aprendido a que hay que ser de esas personas que se ganan un lugar especial en la vida de los demás y saben estar cuando les necesitan.

Sergio Elucam

El día en que tu vida cambia

Ese día empecé a notar que una pierna me flojeaba en el gimnasio. Y en los días siguientes, poco a poco,  perdí la movilidad de los dedos del pie.
Entré en el hospital para unas pruebas porque, en un primer momento, se pensó en un pinzamiento en la columna.
Todo dio un giro cuando avisaron a la neuróloga de guardia para un reconocimiento. Con el simple roce de un objeto punzante por la planta del pie, los dedos se extendieron hacía arriba bruscamente. Uppssss…
Los médicos detectaron que el problema estaba en el sistema nervioso central.
Recuerdo, en ese momento, mirar la cara de mi padre, el hombre más positivo que conozco, buscando un alivio. Pero no. Le vi un tanto desencajado y ahí me empecé a preocupar.
A partir de ese momento, vas siendo consciente de que tu vida va a cambiar de manera vertiginosa.
Al poco, me hicieron un TAC. El diagnóstico inicial, un tumor cerebral.
No olvidaré nunca esa noche, la peor de mi vida. La soledad de una habitación de hospital, con algo que invadía sin control mi cabeza, sin saber cómo afrontarlo ni hacia dónde me llevaría. ¿Qué hago aquí? ¿Por qué a mí? Esa infinidad de preguntas que no te llevan a nada pero que no puedes evitar hacerte una y otra vez.
Después de unos crueles meses de pruebas, angustiante incertidumbre, una serie de ataques epilépticos y una progresiva parálisis de mi mitad derecha, vinieron los tratamientos. Unos meses no muy agradables, la verdad.
Te acabas aprendiendo el retorcido nombre de tanto repetirlo, “Inflamación-pseudotumoral-de-carácter-autoinmune-en-el-córtex-cerebral-izquierdo”, así lo llamaron. Un caso extraño y de origen desconocido.
Pues eso, que un día te toca y para qué vamos a darle más vueltas. (qué fácil es decirlo y lo mucho que te lleva hasta que lo interiorizas)
Han pasado ya 10 años. ¡A punto de los 40!

Sergio Elucam

 

Todo lo que necesitas para llevar tu mitad al cuadrado

Presentación del blog

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Comienzo mi primer post y sobretodo este blog con la única pretensión de, a la vez que exploro mi interior, mis sensaciones y en definitiva quién soy ahora a raíz del giro de casi 360 grados que un día dio mi vida, plantear un mensaje de cómo los seres humanos somos capaces de adaptarnos a las múltiples dificultades que se presentan en el día a día y en concreto en el momento en que por diferentes circunstancias uno ve sus capacidades limitadas. Por eso la idea de potenciar otras capacidades (en mi caso mi mitad) al cuadrado para contrarrestar las carencias que en un determinado momento se nos puedan plantear. Este blog no va dirigido a un público concreto, porque todos nos hemos sentido alguna vez incompletos, porque tenemos a alguien cercano que ahora necesita ayuda, porque nos cruzamos en la calle con alguien que se maneja con alguna dificultad.

Compartiré a través de mis post que cosas me han ayudado en mi camino vital: profesionales con los que he contado y sigo contando con ellos, direcciones de interés, lecturas, artilugios, utensilios y trucos de los que me valgo para hacer mi día a día más fácil.

Os contaré como la gente que nos rodea puede contribuir a nuestra evolución y en definitiva a hacer nuestro camino más sencillo porque todos necesitamos ayuda.

Sergio Elucam